Pues bueno, vamos directo al punto, ¿Qué es el estrés y sus tipos? Todos hemos vivido algunos de los muchos efectos del estrés: insomnio, fatiga, migrañas, bruxismo, respiración superficial, dolor en ¨la boca del estómago¨,  irritabilidad y poca paciencia, cambios bruscos de ánimo, apetito, digestión y libido.

Casi cualquier situación nos puede provocar la respuesta, la actitud psicofísica, del estrés: el ruido del tráfico, temperatura exagerada, humo, radiación, los plazos en el trabajo, la relación que tenemos con nuestros compañeros de trabajo, malentendidos con nuestros seres queridos, incluso planear las vacaciones y/o cualquier otro cambio nuevo, sea deseable o no. 

Pero, ¿qué es exactamente el estrés?

El estrés es una condición mental, emocional y física, capaz de provocar una serie de alteraciones en la función del organismo. El estrés se produce cuando la demanda del organismo – físicamente, mentalmente y/o emocionalmente – es más alta de lo que puede manejar.  De esto podemos sacar la conclusión que el estrés es nada más que una reacción, una respuesta natural, corporal y mental, ante una situación exigente.

Hay 2 tipos de estrés:

  1. El estrés puntual productivo:

     
    Una situación que provoca la respuesta del estrés limitada en tiempo y en su gravedad; por ejemplo, antes de dar una conferencia ante público o antes de un examen. Cuando uno se enfrenta a una situación que le provoca un estado mental de tensión elevado o un peligro, fuese real o imaginario, sus pupilas se dilatan para poder ver mejor, el ritmo cardíaco y la presión arterial suben; lo que significa que habrá menos sangre e irrigación en otros órganos como por ejemplo los intestinos.

    Dado que los intestinos no son tan vitales como el corazón que necesita inmediatamente bombear sangre a todo el organismo para prepararlo para la acción de
    lucha o huida, son los que más sufren a la hora del estrés agudo. El beneficio de cuando uno está en peligro o puntalemtente bajo tensión elevado, está más alerta y por tanto con mayor grado de focalización, concentración y agudeza mental para tomar decisiones rápidas e importantes. Por estas razones, este tipo de estrés está clasificado como – productivo. 

  2. El estrés crónico dañino:

    Un estrés prolongado en el tiempo afianza y aumenta la intensidad de los signos y síntomas; por ejemplo pasar por una larga temporada cuidando a un ser querido que está enfermo o tener una actitud ante la vida poco flexible, angustiada y preocupada crónicamente, aunque no existan razones realmente serias para esas reacciones o para este patrón de conducta. 

Cuando uno está en peligro o tensión,  el sistema nervioso simpático se activa e involuntariamente aumenta la presión sanguínea, el ritmo cardíaco y la irrigación sanguínea a los músculos, también aumenta el tono muscular para preparar el organismo a la acción. La misión del sistema nervioso simpático es asegurar la supervivencia en el aquí y ahora, y por lo tanto no considera a largo o mediano plazo los problemas que puedan surgir de su respuesta a la emergencia, tales como la conservación y almacenamiento de energía, o de dónde vienen las acciones de la energía necesaria, este papel le queda al sistema nervioso parasimpático.

Este tipo de estrés puede afectar gravemente las funciones vitales del cuerpo, como por ejemplo: el aparato digestivo, respiratorio y nervioso. 

Básicamente, el estrés, consigue afectar nuestro cuerpo negativamente por un exceso de activación del sistema nervioso simpático; lo agita y por lo tanto no le permite trabajar de una manera natural.

La práctica de superar el estrés crónico

El estrés, puede ser visto como un hábito, una actitud ante la vida y como cualquier hábito se puede cambiar y transformar. Para cambiar un hábito de comportamiento se necesita poco más que 21 días, 3 semanas, de foco e inversión. 

Esperamos que este artículo sobre: ¿Qué es el estrés y sus tipos?, te haya gustado mucho.

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